Conclusiones peligrosas
Es posible iniciar una discusión hablando o hasta defendiendo lo que Dios ha dicho, y al mismo tiempo terminar con creencias que nos permitan desobedecerle. Por ejemplo, al principio de la creación, Satanás hizo deslizar a Eva y la llevó a una discusión religiosa. Simplemente le preguntó qué había mandado Dios respecto al árbol prohibido, pero la condujo a una conclusión fatal.
El apóstol Pablo temía que pudiésemos repetir el error de Eva. En su carta a los cristianos de Roma les advirtió que se cuidaran de no llegar a conclusiones erradas. Él quería que los creyentes se regocijaran en la gracia de Dios y en el don gratuito e inmerecido de la salvación. Pero Pablo sabía que algunos podrían sugerir equivocadamente, que puesto que Dios es tan lleno de gracia, no tenemos que seguir ninguna regla y que podemos hacer todo lo que queramos.
" No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias "
Romanos 6:12
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