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Wednesday, June 21, 2006

Persuación

Por: encontacto.org
Dr. Charles Stanleys


“DIOS MÍO, ¿QUÉ ES LO QUE TE PROPONES?”, le dije a Dios, mientras me encontraba en la cocina de mi diminuto apartamento, leyendo la carta de mi amiga Cheryl. “Estaremos orando por ti”, me decía, después de describir cómo la misión, y ella y su esposo Al, podían utilizar a una persona con mis capacidades.

Me sentía atraída por un cambio, después de darme cuenta que el trabajo que había tenido durante cinco años me ofrecía pocas oportunidades de crecimiento profesional. Pero, ¿renunciar a un cheque seguro, para buscar ayuda financiera como misionera? ¿Dejar mis amigos y mi iglesia? ¿Quizás irme a vivir en un país lejano donde las serpientes y el paludismo fueran cosas normales? ¡A mí, que ni me gustaba ir a los campamentos!

Ahora, treinta años después, entiendo lo mucho que Cheryl se pareció a Moisés cuando éste invitó a su cuñado madianita, Hobab, a que se fuera con él a la Tierra Prometida. Su historia, que aparece en Números 10, nos da una idea acerca de cómo persuadir amablemente a las personas para que den grandes pasos de fe.

RELACIONES
Toda persuasión comienza con una relación. Números 10:29 identifica a Hobab como un hijo del suegro madianita de Moisés, conocido después como Jetro. Moisés vivió como extranjero en Madián después de matar a un egipcio y de huir para salvar su vida (Hechos 7:29, 30). Allí, Moisés se casó con Séfora, la hermana de Hobab, y se acostumbró a la vida tribal. Hobab enseñó al ex príncipe la cultura de la tribu, su lengua, y el oficio de criar ovejas.

Luego, después de estar cuarenta años en Madián, Moisés regresó a Egipto, donde sacó a su verdadero pueblo, los israelitas, de la esclavitud. Mientras Moisés los conducía a través de la península del Sinaí hacia Canaán, fue visitado por Jetro, Séfora y Hobab (Éxodo 18:5). Jetro aconsejó a Moisés cómo delegar tareas judiciales para que no se agotara, y luego regresó a su casa (vv. 17-27). Pero Hobab se tardó en partir.

Dios todavía mueve a las personas a través de otras personas. A veces, como en el caso de Hobab y Moisés, son los familiares. Otras veces, Dios utiliza a amigos que son más unidos que la propia familia (Proverbios 18:24). Cheryl y yo nos conocimos en un campamento bíblico y mantuvimos nuestra amistad por medio de cartas, resaltando la obra del Señor en nuestras vidas. Un año asistimos a la misma universidad e íbamos a la misma iglesia. Aun después de casarse y mudarse, se mantuvo en contacto conmigo. Cuando sentí que Dios me dirigía a cambiar de empleo, sabía que podía pedirle que orara por mí.

RUEGO
Tres elementos caracterizaron la sugerencia que me hizo Cheryl. Lo primero fue que su sugerencia provino de su obediencia a Dios. Yo sabía que ella y Al habían aprendido a examinar cuidadosamente toda oportunidad a la luz de la oración y de la Biblia. Mientras Cheryl oraba por mí, sintió que yo debía pensar en el trabajo misionero que ellos hacían.

La obediencia antecedió al ruego que Moisés le hizo a Hobab. La obediencia a Dios ya había motivado a Moisés a liberar de la esclavitud en Egipto a miles de personas, para llevarlas a su nuevo hogar en Canaán. Aunque su pueblo tenía una nube divina que lo acompañaba, Moisés sintió que el Señor quería que Hobab lo ayudara con técnicas de supervivencia en el desierto.

En segundo lugar, el ruego de Cheryl surgió del amor que ella sentía en su “familia” misionera. Ella sabía que una de mis luchas como profesional joven y soltera, era encontrar una verdadera relación espiritual. El ruego de “ven con nosotros”de Moisés a Hobab incluía esta idea. Él no le dijo: “Ven conmigo”, sino “con nosotros”. Le ofreció a Hobab una nueva relación familiar.

El tercer aspecto del ruego de Cheryl fue su deseo de que Dios bendijera mi vida.

Ella vio más allá de mi frustración profesional, mi necesidad espiritual, sintiendo que el involucrarme en el trabajo misionero me ayudaría a conocer mejor a Dios. De la misma manera, Moisés quería que Hobab experimentara las bendiciones de una fe nueva y audaz. “Ven con nosotros, y te haremos bien; porque Jehová ha prometido el bien a Israel” (Números 10:29).

RECHAZO
Es fácil decir “no”. Ésa fue mi primera respuesta, porque temía dejar mis comodidades. Pensé que acabaría en una selva oscura y recóndita. Luego supe que sería asignada a la oficina sede de la misión en el sur de California. Pero seguía con el temor de dejar un cheque seguro, mudarme a miles de kilómetros de distancia, y luego encontrar una casa, otra iglesia y nuevos amigos. Por eso entiendo la reacción negativa inicial de Hobab al ruego de Moisés: “Yo no iré, sino que me marcharé a mi tierra y a mi parentela” (v. 30). Hobab se resistía a dejar su vida como pastor nómada.

La reacción de Hobab es exactamente aquello contra lo que Oswald Chambers previno: el dar marcha atrás “a ser lo que una vez fuiste, cuando Dios quiere que seas algo que nunca has sido” (En pos de lo sublime, 8 de junio).

RECONSIDERACIÓN
Mis amigos no me presionaron, ellos sabían que el tiempo de Dios es siempre perfecto. Durante meses investigué qué otras opciones tenía, pero siempre pensaba en la de ellos, aunque me sentía espiritualmente incompetente; pensaba que los misioneros era unos supersantos.

Los meses que luché pensando en un posible cambio, Dios los utilizó para obrar en mi corazón. Él sabía que yo necesitaba recuperarme de un romance destruido, y también disciplinarme en mi vida devocional. Todo este tiempo, yo sabía que Cheryl y Al estaban orando en cuanto a la voluntad de Dios para mi vida.

Moisés, también, se dio cuenta de que su cuñado necesitaba tiempo para analizar este ruego trascendental para su vida. Cortésmente apeló a los puntos fuertes de Hobab, reconociendo que él conocía los mejores lugares para acampar en el desierto: “Tú serás nuestro guía” (v. 31, NVI). También repitió la promesa de que los israelitas compartirían las bendiciones de Dios con Hobab (v. 32). No lo ignorarían ni lo excluirían; por el contrario, lo recibirían con agrado como uno de ellos.

RESPUESTA
A veces, la voluntad de Dios para nosotros es que le digamos “no” a una oferta. Al Señor le satisface que examinemos una oportunidad y descubrir que Él tiene algo diferente en mente. Otras veces, es un “sí”, y Él nos da la bienvenida a las aguas inexploradas del cambio.

Aunque la Biblia no indica la respuesta de Hobab después del segundo ruego de Moisés, dos cosas apuntan a un “sí”: la ausencia de un segundo “no”, y las palabras del versículo 33 (Biblia de las Américas): “Partieron desde el monte del Señor” (cursivas añadidas). La Biblia consta que algunos miembros de la familia de Hobab terminaron en Canaán. Jueces 16 menciona a los parientes del suegro de Moisés (entre los cuales pudo haber estado Hobab) que se establecieron en el sur, en el área conocida como el Neguev.

En cuanto a mí, envié la solicitud, y mi temor al cambio fue sustituido por un deseo de descubrir nuevas cosas de Dios. Mientras buscaba el apoyo económico, aprendí a tener paciencia esperando Su tiempo, y también la bendición de recibir. Mi tiempo de servicio de dos años con esa misión profundizó mi fe. El vivir con unos modestos ingresos abrió mis ojos a las maneras creativas que tiene el Señor para dar casa y cuidados médicos. Conocí a gente maravillosa que amaban a Dios y que me amaban a mí como parte de su familia misionera. Tuve, también, relaciones que me pusieron a prueba y que me obligaron a examinar lo que Dios tenía que cambiar en mí. Finalmente, recibí una nueva capacitación y redirigí mi vida hacia una carrera que amo.

Aun sigo en contacto con Cheryl y Al. Su influencia me motiva a animar a aquellas personas, que se niegan a obedecer a Dios. Ellas, al igual que Hobab, pueden necesitar de un amigo que les recuerde la bondad de Dios y las bendiciones de obedecerle, aun cuando eso signifique lo desconocido que nos asusta. Pero sobre todo, necesitan a alguien que ore y espere, sabiendo que Dios es el que más sabe persuadir.

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